
Ya de tardecita nos cruzamos con otro ciclista, un canadiense que iba para Italia, charlamos un ratito pero no mucho porque se hacia tarde y empezaba la lluvia.
Llegamos al pueblo y vimos una oficina de turismo que estaba cerrada, pero por suerte tenia en la puerta una lista de hoteles y casas de familia.
Tocamos el timbre en la mas barata y una vieja re buena onda abrio la puerta y puso las bicis en medio del living y eso que estaban chorreando agua igual que nosotros.
Cenamos una pizza y nos fuimos a dormir.
Adelante que se puede.....
ResponderEliminarFaltan 3 días, la recepción, la o las fiestas y las fotos que deben en cada relato del último mes.
Besos